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jueves, 5 de agosto de 2010

Vida sin violencia

A menudo cuando se habla de vida sin violencia, mucha gente se niega a admitir que la violencia existe en sus relaciones familiares.

vida sin violencia

Estamos tan acostumbrados a la violencia, que los insultos y los golpes nos parecen normales. Un chico por ejemplo, aseguraba que la relación de sus padres estaba libre de violencia excepto por una vez que su papá le dio una bofetada a su mamá.

Para muchos cierto nivel de golpes está permitido y los justifican: le dio una bofetada porque estaba histérica, porque estaba diciendo tonterías, porque me estaba gritando, porque me estaba insultando... montones de excusas no faltan.

Otros, aunque admiten que los golpes son inaceptables, consideran exageración decir que los gritos son violencia. Y al decir esto se olvidan de que antes del golpe siempre hubo un grito o una amenaza.

La importancia de llevar una vida sin violencia, radica precisamente en que la violencia es progresiva. Cuando se permiten las pequeñas cosas tarde o temprano se acaba en situaciones más graves, a menos que se corte la violencia desde el inicio.

Tener una vida sin violencia, implica no gritarles a mis hijos cuando se equivocan ni corregir a mi esposa(o) porque creo que está mal. A menudo entre los cónyuges, la violencia se justifican diciendo que es para "corregir", como si fueran educadores de su pareja en vez de su compañero o compañera y como si la educación tuviera que imponerse a través de la fuerza.

Vivir una vida sin violencia, es olvidar frases como "estás exagerando" o minimizar la opinión del otro. Si una persona dice lo que dice es porque para ella es importante, estemos de acuerdo con eso o no.

Una vida sin violencia implica también cambiar nuestros estereotipos, dejar de asumir automáticamente que a nuestra pareja le toca hacer ciertas cosas sólo por su sexo y que si no las realiza entonces hay que corregirla.

Como ejemplo, está el caso de una pareja de recién casados que terminada la luna de miel se instalaron en su hogar. El primer día el esposo se levantó, se vistió y parecía estar en espera de algo porque miraba a la esposa de reojo con mucha insistencia. Después de un rato salió de la casa algo molesto sin que ella entendiera el por qué. Cuando regresó comenzó a gritarle a su compañera porque no había hecho el desayuno.

A este hombre le costó mucho trabajo entender que él había actuado mal, que no tenía por qué haber gritado y que tampoco era obligación de ella preparar los alimentos. Que tenían que establecer normas claras de convivencia que fueran equitativas y con las que estuvieran de acuerdo ambas partes. Le costó pero al final lo entendió.

Por una vida sin violencia: DI NO A LA VIOLENCIA!!

3 comentarios :

Violante Cabral dijo...

Antes decían qude era bueno convivir juntos antes de casarse para conocerse los defectos, pero yo creo que antes de convivir ya deberían establecerse reglas de quien va a ser qué labores, y cómo se va a vivir y todo eso que importa más que el sexo. La gente encuentra un buen compañero sexual y dice "este es el amor de mi vida", pero en un hogar hay más muebles que una cama.

Blanch dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Blanch dijo...

La comunicación antes del matrimonio evita muchos problemas, y es también un buen momento para detectar conductas violentas.

Aún así, la violencia no es justificable ni debemos permitirla.

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